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Escribir sobre un proceso constituyente, pareciera ser una reacción mas sobre la contingencia, y de alguna manera no deja de ser cierto, no obstante, cuando a mediados de mayo del año pasado, muchos celebraban la elección de constituyentes, otros de inmediato discutían sobre los “peligros” de una nueva constitución, esos mismos que amparados en la constitución del 80 alcanzaron o incrementaron sus privilegios y estatus y que hoy como hace un año nos llenan de historias donde el miedo es el protagonista, es que la resistencia al cambio se manifiesta de manera evidente en aquellos que visualizan la pérdida de poder.

En retrospectiva y con el afán de recordar parte de nuestra historia constitucional mas reciente, la carta del 80 fue aprobada con el 67 por ciento de los votos a favor y 30,2 por ciento en contra, pero en un plebiscito sin padrón electoral y bajo severas restricciones a la libertad de expresión, información y reunión, en definitiva para muchos que no recuerdan en una dictadura o gobierno militar como les gusta decirle a muchos, pero no comentan que se demoró 9 años en entrar en vigencia, pues comenzó a regir en forma transitoria a partir del 11 de marzo de 1981 y en forma plena el 11 de marzo de 1990, con la vuelta de la democracia, casi 10 años donde sin congreso y autoridades electas popularmente se mantuvo la supremacía del poder.

En la prensa nacional semana a semana vemos como sendos sondeos de opinión publica se exponen y acercan la opción de rechazar aumenta en su estadística, poniendo en jaque a muchos de los integrantes del 80% que aprobó se escriba una nueva constitución, ¿es tan así?  y si fuese verdad ¿qué ocurrió? o tan solo es un problema meramente comunicacional, o una campaña de fake news de los poderes de siempre y que no quieren cambios y que tan solo lo hacen con temor a perder sus privilegios. Llama la atención que incluso desde el exterior se señala que no se ven riesgos en el proceso que lleva adelante nuestro país y que incluso es urgente que la nueva constitución entre en vigencia de manera inmediata, me refiero a la multinacional financiera estadounidense Morgan Stanley que desarrolla su actividad como banco de inversiones y agente de bolsa, con sede central en Nueva York y que se encuentra dentro las 500 empresas más relevantes de los Estados Unidos de América según Forbes.

Para muchos se viven las últimas semanas de un proceso que se extingue, me refiero a la discusión y análisis del trabajo realizado por los constituyentes, y reflejan en ello la indecisión e incluso buscan una tercera vía posible para el 4 de septiembre, fecha en la cual se desarrollara el plebiscito de salida, lo que esta muy lejos de la realidad ya que las alternativas dicotómicas son apruebo y rechazo, por tanto sin eufemismos y con la convicción más profunda y voluntad más férrea, pero también no olvidando el origen de este inédito proceso y como desde hace décadas de manera pública hemos sostenido que era necesario tener una nueva carta magna que el próximo 4 de septiembre votare  APRUEBO en el Plebiscito de salida.

Risco